Mi historia comienza cuando con doce años, menor estatura y peso que mi hermana de diez, llegó la confirmación de la enfermedad, era celíaca. Tuve que comenzar a comer sin “TACC” (sin Trigo, Avena, Centeno, Cebada) de por vida. Mi dieta se basó en frutas y verduras, carnes, huevo, lácteos, arroz, legumbres y paquetes de “tergopol” -galletas de arroz- más, en ocasiones especiales, tortas y galletitas caseras de mamá con mi harina de trigo: harina de arroz, maicena y fécula de mandioca. Hoy, estos alimentos, son góndolas en los supermercados con productos ultra-procesados aptos para celíacos.
03/11/2015
Por Gabariela Muñoz. Licencada en Nutrición MP - 080
La disponibilidad y el consumo de productos ultra-procesados (hipercalóricos, poco nutritivos, con alto contenido de grasas, azúcar y sal) unida a la insana promoción publicitaria, particularmente aquella dirigida a los niños, sigue aumentando concurrentemente, o a la par, con los índices de obesidad y enfermedades asociadas.
“Santa Cruz tiene los porcentajes más altos de sobrepeso y de obesidad en el país”.
El creciente consumo de este tipo de alimentos, sumado a las porciones abundantes y el 57,9% de inactividad física que presenta nuestra provincia, se traduce en que Santa Cruz ocupe el PRIMER lugar en nuestro país con el 23, 5% de obesidad, mientras que el 37,5 % presenta sobrepeso dejando en evidencia que más de la mitad de los habitantes (60, 7%) tiene un exceso de peso y puntualmente en niños, del total de los infantes de 6 meses a 5 años de edad registra un 11,7% de obesidad ocupando el cuarto puesto en el país.
Por investigaciones, se conoce que el costo de vida del celíaco es mayor que el del resto de la población, por esto se cuenta con subsidios por parte del Estado.Pero si en el cálculo de ambos costos de vida no se contemplaran los productos ultra-procesados que consumimos, y que no son indispensables en la dieta normal de ninguna persona, estaríamos igualando la situación y tal vez evidenciando otras cuestiones.
No es casualidad entonces, que con el auge de los productos destinados para celíacos, a los profesionales se nos están presentando casos de celíacos con sobrepeso u obesidad.
Ahora me pregunto: ¿no sería acertado subsidiar los alimentos saludables para lograr una accesibilidad efectiva para toda la población? ¿No es evidente que lo que abunda es insano, barato y enferma?