El condimento de la palabra y la invención de lo perdurable, una forma, apenas una arista de alfileres mutantes para ser Imperdonables.
03/11/2015
Los imperdonables de la Cultura, grupo literario que ruge su semilla en la Dirección de Cultura de la Municipalidad de Río Turbio, se denomina articuladamente ante la impaciencia donde denotan las estructuras de las palabras intocables, la del mutismo en razón del apresuramiento social que acalla la emancipación del arte y los rumbos del aprendizaje artesanal, nos instalamos invertebrados y sinuosos frente al consentimiento del tiempo aparencial en colores lúcidos, que resumen tajantes el sano estadio de una lágrima, lubricamos la piedra enmohecida de los vocablos secuestrados en pos de las terminologías de las simplezas. Los Imperdonables de la Cultura resucitamos los diccionarios de los sillones chuecos, de las donaciones encajonadas de bibliotecas, del calendario y sus arenas de relojes rotos, somos la condena de una sentencia inexistente, cuando la sola vocal y la ruptura ilustrativa de una coma es una posibilidad. Nacía junio del año 2013 cuando la literatura se exilio de los cajones ásperos de laringes solitarias y de la vidriera de un museo sin puertas, para ubicarse en un lugar donde la luz fuera testigo con veredas del tintero Carbonífero, una reunión circular donde la necesidad del escritor se abrió instantánea como musa laboriosa, para hacerse tangible hasta en las horas en la cual se lee este texto, y he aquí donde el tiempo nos ubica ante la condición nutriente de la paciencia, pues el mejor de los proyectos sobre pasarelas de quinta estrella, sucumbe si la constancia no conversa con el sudor, y esta tertulia la hemos comprendido con dúo de sillas que sedujeron decenas con la humildad de un lápiz ausente de silencio. La función de este grupo, es un escenario donde la teoría no es una condición, sino la libertad de poder mover las piezas angulares a extensiones de horizontes, como sabiamente lo motiva los quehaceres de la innovación, pues nada es definitivo cuando las palabras descreen de espejos cristalizadores de púas. La labor de escritor no pretende ser siamés de lo “reglamentado”, sino ingerir alternativas propias, considerando que la cornisa de los manuales absorben a refugio de dependencias, como aquel que de tanto leer un autor pierde su estilo invalorable, por ello buscamos ser arquitectos de trabajos innatos, de búsquedas en función de los dominios diferentes.
Es afable aclarar que el respeto a la justa medida de lo existente y lo innovador, es la matriz que proponemos ante la motivación funcional de la literatura.
Los integrantes de estos grupos nos movilizamos entre escritores que son raíces de las primeras actividades literarias de esta turbia cordillera y jóvenes que encienden su camino de tinta imaginaria, un condimento solvente de interacción didáctica donde la brújula es un paisaje de interpretaciones no gélidas. Esta comunión es el calcio que reanima los objetivos de cada pluma, es la experiencia puesta en el contacto con otras ideas, perspectivas, caminos para fortalecer los estilos literarios o descubrir nuevos rumbos, una obra literaria soldada en un cajón siempre será un cajón para los pasajeros, la literatura es Cultura que hace ruido.
El objetivo es tan sencillo como complejo, escritores que sigan surgiendo, libros con autores de esta tierra, proceso para cada función, constancia ante la adversidad del consumismo mecanizado, un público que nos haga existir.
En junio del corriente año el Grupo Literario Los imperdonables de la Cultura seguirá su causa, los cincelados objetivos y los nacientes en la acción, y aquí todos están invitados, pues este proceso no pretende currículos áulicos sino la pagina temática de una flor preferida que no renuncia a la visita del aroma.
¿Porque los imperdonables de la Cultura? Ejmf cekj 9m s cv--- hasta ahora es lo único claro que tenemos como respuesta, al menos hasta mañana...
Pedro Nicolás Carrizo Un imperdonable más
La Carpa de los Peces Enfermos
A los 76 que no terminan.
Beben sal los pechos solitarios
En un vaso de océano,
Cristal sin parche entonces
las tumbas que jamás se recogen.
La canción de una mujer hundida
Burbujea con peces blancos
Sobre colinas marítima
de hileras infinitas y solventes.
El aceite de la luna ondula
Talones de brisas repentinas
Donde el anzuelo de la justicia
Se moja y nada más
Y parecen en vano
Las redes del hombre y el poeta,
La sangre que inventa mármoles
Cuando en lo que agua se busca agua se encuentra
Entonces odio los dinosaurios
Sobrevivientes de millones de años
Cuando la pienso...
Joven inundada con espalda de acero,
Apenas un recuerdo con orejas de dios
He de bucear el vino de cartas encorchadas
Por una posdata que me la nombre
Por una caracola mordida en su voz,
O un tiburón con mi cuchillo
Por respirar su perfume en las costillas.
He de menguar los verdes secuestros
De su memoria en fechas rojas,
En la carpa de burbujas y peces enfermos
Donde el faro de mi esqueleto la espera.
Beben sal los pechos solitarios En un vaso de océano, Cristal sin parche entonces... las tumbas que jamás se recogen.
Pedro Nicolás Carrizo
La Hora Justa
¡Las Elisas llegan tarde!
¡Corrijan el tiempo!
¡Un arpón al agua que detenga el reloj de las olas!
Yo tengo las arenas lejos
Y la copa con cinta transparente.
Un pedacito de planisferio
Me cuelga en una pestaña
Por los sismos que la frenan.
¡Conviertan el mundo con otros relojes
Que las Elisas llegan tarde!
Y el sol lleva duda de cueva.
Una pastilla con engranajes concientes
Que no derrumbe la puerta de esperarla
Ni el ojo de dios en una ventana rota.
¡Ahí amor de ecos que suben escaleras!
Un mordisco de ojos
He retratado en los recuerdos
pero los surcos son filos de mar
de una bailarina que no me danza
y humedad.
¡Corrijan el tiempo!
¡Los bosques crecen!
¡Las orejas se extienden con espejos de elefantes!
¡Las Elisas llegan tarde!
Voy... corriendo... poesías...
aunque sea tarde
morir ayer.
Pedro Nicolás Carrizo